Augusto X. Espinosa A.
Vanessa Calvas
El Plan Nacional de Desarrollo 2009-2013 del Ecuador, denominado Plan Nacional para el Buen Vivir, define un “Nuevo modo de Generación de Riqueza y Re-distribución” para el país, que supone un cambio en la matriz productiva buscando el tránsito de una economía primario exportadora a una basada en la producción y exportación de conocimiento.
Vanessa Calvas
El Plan Nacional de Desarrollo 2009-2013 del Ecuador, denominado Plan Nacional para el Buen Vivir, define un “Nuevo modo de Generación de Riqueza y Re-distribución” para el país, que supone un cambio en la matriz productiva buscando el tránsito de una economía primario exportadora a una basada en la producción y exportación de conocimiento.
Este proceso rebasa la limitada concepción del
desarrollo circunscrita al ámbito productivo pues deberá tener implícitos los principios
constitucionales y los objetivos propuestos en el Plan Nacional del Buen Vivir
2009-2013. En consecuencia, no será suficiente caminar hacia la Economía del
Conocimiento sino hacia la construcción de la Sociedad del Conocimiento Justa y
Solidaria.
En este sentido, tan importante como la transformación
productiva es la apropiación colectiva de los beneficios de esa transformación,
es decir, ir más allá del logro de altas tasas de crecimiento del producto de la economía del
conocimiento sino que será indispensable romper con los patrones previos de
acumulación que convirtieron al Ecuador en uno de los países más inequitativos
en América Latina, siendo esta la región más inequitativa del Mundo.
La principal fuente de inequidad es la concentración
de la propiedad de los medios de producción; la tierra, el capital y el conocimiento; por lo tanto,
la redistribución del ingreso por la vía tributaria es insuficiente para
erradicar la pobreza y lograr mayor equidad.
Efectivamente, mientras que la recaudación tributaria
en el Ecuador pasó de 14.6 mil millones de dólares en el período 2003-2006 a 24
mil millones entre el 2.007 y
2.010, el coeficiente de gini[1]
pasó de 0,54 en diciembre del 2.006 a 0,50 en diciembre del 2.010, lo que indica un alto grado de desigualdad
(INEC, 2010).
De esta manera, se puede asumir que la estrategia para
construir una Sociedad del Conocimiento Justa y Solidaria consistiría, usando
terminología “cepalina”, en igualar para crecer y crecer igualando; es decir,
tan importante como la distribución secundaria del ingreso será la distribución
primaria del ingreso y, al pretender basar la economía en el conocimiento, el
principal medio de producción a democratizarse deberá ser precisamente el conocimiento.
En este sentido, la apropiación social del
conocimiento tiene dos dimensiones: una
relacionada con la dotación de conocimiento, es decir, con la formación
de talento humano y, otra con el uso del conocimiento con fines de innovación;
por esta razón, la transformación de los sistemas de educación superior,
ciencia, tecnología e innovación es vital para que sea factible el proceso de
cambio impulsado en el Ecuador.
En consecuencia, la motivación para transformar la
educación superior ecuatoriana no se fundamenta en la búsqueda de la excelencia
por la excelencia sino que tiene como objetivo la construcción de la Sociedad
del Conocimiento Justa y Solidaria.
En efecto, la universidad ecuatoriana puede
transformar la realidad social en la medida que se convierte en un instrumento
de movilidad ascendente, esto supone la democratización de la dotación de
conocimiento eliminando barreras para que los ciudadanos que provengan de los
estratos más pobres y desfavorecidos de la sociedad puedan acceder, transitar y
obtener un título de educación superior en igualdad de condiciones que el resto
de la población.
Un primer paso en esta dirección es el mandato
constitucional de gratuidad de la educación hasta el tercer nivel que rompió la
tendencia hacia la elitización de la educación superior manifiesta en las
últimas décadas; así, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de
Estadística y Censos –INEC-, la tasa
neta de matrícula en el quintil uno de ingresos pasa de 9,6% en el 2.008 a
12,4% en el 2.009, mientras que en el quintil dos se mueve del 12,2% al 16,6%
entre los mismos años. (SENPLADES, 2010)
Pero el acceso democrático y meritocrático a la
formación en educación superior solo
tiene sentido en la medida en que el conocimiento impartido sea de calidad y
pertinente para la futura inserción de los graduados en el mundo del trabajo
En síntesis, se podría decir que una Agenda de
Transformación de la Educación Superior debería promover la creciente cobertura
con acceso democrático y meritocrático, la calidad con pertinencia de la oferta
académica y la garantía de trabajo pleno para los graduados.
Pero adicionalmente, es necesario entender que el rol
del Sistema de Educación Superior no se limita a la trasmisión de conocimiento
sino que debe asumir un rol fundamental en la generación y uso innovador del
conocimiento. En este aspecto, la
Universidad Ecuatoriana está en deuda con el país, por ejemplo, la producción
de patentes es prácticamente inexistente, las publicaciones científicas son muy
limitadas y el desarrollo de productos o servicios innovadores que promuevan un
cambio en los patrones productivos es poco trascendente.
La producción de conocimiento y el uso del mismo con
fines de innovación demandan de un plan audaz de formación del talento humano,
del establecimiento de redes de investigación, de la implementación de
infraestructura adecuada y definiciones claras respecto al usufructo social del
conocimiento; todos estos elementos deben ser definidos considerando el
contexto supranacional por lo que la Agenda de Educación debe incorporar una
clara perspectiva de internacionalización.
Finalmente, la democratización en el uso del
conocimiento implica que la política pública debe crear los incentivos
necesarios para que la actividad de investigación de las Universidades se articule a una Política Nacional de Ciencia y
Tecnología cuyo énfasis debe ser la solución de problemas sociales y la
consolidación de un “Nuevo modo de Generación de Riqueza y Re-distribución”
En consecuencia,
se propone que la Agenda de Transformación de la Educación Superior se articule
al objetivo dos del Plan Nacional del Buen Vivir, “mejorar las capacidades y
potencialidades de la ciudadanía” y a su política 2.5., “fortalecer la
educación superior con visión científica y humanista, articulada a los
objetivos para el Buen Vivir”.
En este sentido, es importante que esta agenda defina
prioritariamente una política pública orientada a crear los incentivos
necesarios para lograr:
·
La
adecuada caracterización de las instituciones que son parte del sistema.
·
El
ingreso meritocrático a la educación superior garantizando la igualdad de
oportunidades
·
La trasmisión de conocimiento contextualizado,
pertinente y de calidad
·
La realización de investigación estratégica orientada
a la solución de problemas sociales y productivos.
·
La transferencia de conocimiento para su apropiación colectiva
·
La integración internacional y movilidad académica de
calidad.
De esta forma se definen seis políticas públicas en materia
de educación superior que se definen así:
1. Fomento de la transformación, tipologización
institucional y estructuración
pertinente de las instituciones.
2.
Fomento del ingreso
meritocrático e inclusivo al
sistema de educación superior
3.
Fomento de la trasmisión de conocimiento pertinente y
de calidad
4.
Fomento de
investigación estratégica orientada a la solución de problemas sociales
y productivos.
5.
Fomento de la transferencia de conocimiento para su
apropiación colectiva.
6.
Fomento de la articulación internacional del sistema
de educación superior y de la movilidad académica de calidad.
Como es evidente, directa o indirectamente la Agenda
de Educación Superior está absolutamente articulada al Sistema de Ciencia Tecnología, Innovación
y Saberes Ancestrales; esto implica que la Agenda de Educación Superior es la
otra cara de la moneda de la Agenda de Ciencia, Tecnología e Innovación.
El desarrollo de la Agenda de Educación Superior
demanda la definición de indicadores de impacto y/o resultados para cada una de
las políticas pero adicionalmente el establecimiento de proyectos estratégicos para la estructuración
de procesos que permitan alcanzar las metas que se propongan para los
indicadores mencionados; este es el esfuerzo que debe continuar a este artículo.
Bibliografía
Didrickson, Axel. La Universidad del Futuro. UNAM,
México, 2.002.
Didrickson Axel, La Construcción de Nuevas
Universidades para responder a la
construcción de una sociedad del conocimiento, IEASALC, UNESCO, 2009.
CEPAL. La Hora de la Igualdad: Brechas por cerrar,
caminos por abrir. CEPAL, Brasilia, 2.010.
CEPAL/SEGIB. Innovar para Crecer: Desafíos y
oportunidades para el desarrollo sostenible e inclusivo en Iberoamérica. CEPAL,
Santiago de Chile, 2.010.
ENEMDUM-INEC en Secretaría Nacional de Planificación y
Desarrollo-SENPLADES (2010). Seguimiento al Plan Nacional del Buen Vivir
2009-2013. En: http://www.senplades.gov.ec/c/document_library/get_file?uuid=86586202-db12-4fed-bdd6-965f845b6930&groupId=18607
Instituto de Estadísticas y Censos del Ecuador- INEC
(2010). Pobreza por Ingresos ENENDUM En: http://www.inec.gob.ec/web/guest/ecu_est/est_soc/enc_hog/pobreza
Oppenhaimer, Andrés. Basta de Historias: La obsesión
Latinoamericana con el pasado y las doce claves del futuro, Random House
Mondadori, Bogotá, 2.010.
Ramirez, René. (compilador). Transformar La
Universidad para Transformar la Sociedad, SENPLADES, Quito, 2.010.
[1] El coeficiente de Gini muestra la
concentración o distribución del ingreso por
familias o personas, mientras más cercano a 0 menores niveles de
desigualdad.